sábado, 30 de marzo de 2024

MÁS RÁPIDO QUE LA LUZ

 

Hipotética nave viajando a la velocidad de la luz


He leído en uno de los grupos de ciencia en Quora, que no existe en el universo tal cosa como la gravedad cero; que de hecho, en todo el universo la fuerza gravitatoria actúa dependiendo de la masa. Incluso, que la influencia gravitatoria de las galaxias y constelaciones (léase, los objetos en el espacio) puede llegar a alcanzar millones de años luz: “Aún cuando los objetos están sumamente lejos su campo gravitatorio se extiende como un gradiente infinito”. ( Luis Medrano. En el Grupo Curiosidades del espacio/tiempo. En Quora). Esta idea me agradó y comenzó a actuar como acicate en mi mente, en busca de respuestas a nuevas incógnitas.


Leí que la velocidad de la luz no es infinita, me explico: que superar la velocidad de la luz depende del medio en el que se propaga. Y esta idea también prendió una mecha en mi mente; ¡Ah! entonces, la velocidad de la luz NO es la velocidad más rápida en el Universo, como la ciencia nos ha enseñado desde siempre. Interesante. Recordé una discusión que tuve hace mucho tiempo con mi maestro de Reiki. Un conflicto de ideas acaloradas porque yo tuve la osadía de decir que existe algo más veloz que la luz.


Lo que en realidad sucede, es que la luz se acomoda a una Constante; una Ley que es emitida directamente desde el Universo y que dice que: la luz sólo puede viajar a esta velocidad Constante (o velocidad C) por debajo del vacío. O bien: cuando se habla de la velocidad de la luz como la velocidad más rápida del universo, se está hablando de la velocidad de la luz en el vacío. (Luis Medrano, idem.)


Hasta aquí todo bien, pero ¿qué pasa cuando la luz entra en un medio más denso, como por ejemplo, la atmósfera terrestre? La velocidad de la luz en el vacío se conoce como la Constante C (con un valor determinado de 299.792.458 metros por segundo. ¡Nada menos!). Lo que viene a significar que la luz pese a su extrema ligereza, al entrar en un ambiente más denso que el vacío, obliga a que su velocidad disminuya. Lo que nos hace creer que la velocidad de la Luz es la más rápida en el Universo es simplemente, la perspectiva de nuestra conciencia aclimatada a una atmósfera densa, como la de la Tierra. 


¿Por qué? Pues porque está el asunto antes mencionado, del Vacío -palabra que intentaré dilucidar más adelante-. La luz se comporta diferente cuando sale de la atmósfera terrestre, y en este Vacío podemos encontrar otras partículas; que según los cálculos matemáticos de la Teoría incompleta de la Relatividad especial, indicaron que tienen propiedades que superan esa velocidad Constante. Interesante ¿cierto? Estas partículas reconocidas hipotéticamente en la Teoría como partículas taquiónicas, poseen ciertas propiedades interesantes. Algunas como por ejemplo, moverse más rápido que esta Constante C implica necesariamente, viajar hacia atrás en el tiempo; claro está, desde la perspectiva de la mente inmersa en la realidad densa terrestre. Esto lo puntualizo porque es un detalle importante; que hasta ahora veo pasar por alto en prácticamente todas las explicaciones que la ciencia nos da, acerca de la existencia supuestamente hipotética de los Taquiones.


Otra características de los taquiones es su comportamiento atípico en relación con esta Constante C y el comportamiento de esta constante en otras partículas, como la luz. Esto es, que su asíntota es inversamente proporcional a la de las partículas de luz. O dicho de otro modo, su velocidad aumenta cuando su energía disminuye y viceversa. Y esto ¿cómo se aplica en el mundo fenoménico? O mejor dicho, ¿cómo podemos representarnos esta propiedad asintótica de los taquiones? Pues según este artículo, esta propiedad implica la capacidad de viajar en el tiempo, -como ya dije- y también, la condición de poseer una masa negativa. Esto significa que la ciencia no ha sido capaz de observar empíricamente estas partículas; o al menos, eso es lo que nos dicen. Y por eso, las denominan figuras teóricas.


Antes de adentrarme a visualizar el universo de los taquiones, su formación y su razón de ser, me gustaría empezar a desmenuzar la teoría por sus partes más débiles, como por ejemplo, la perspectiva. Si estamos hablando de una Teoría de Relatividad, que se refiere a los diferentes comportamientos de una partícula, como onda y partícula; dependiendo al mismo tiempo, del ambiente en el que actúa, ¿por qué parece que se deja de lado la perspectiva en sí misma? Aún y cuando las matemáticas ya la están señalando. Tal vez, no es suficientemente obvio que la hipótesis matemática de los taquiones pertenece a una esfera de realidad que va más allá del universo de la experiencia humana; de la vida en la Tierra, más concretamente.


En otro artículo que escribí me referí a esto de manera muy lateral. Pero quería dejar establecido el punto aquí de una forma más enfática: la existencia de partículas de masa negativa como los taquiones implica necesariamente, la existencia de un nivel de realidad que está más allá de la atmósfera densa de la Tierra, de lo mundano que conocemos y que conforma nuestra así llamada, realidad. De allí surgen una serie de conceptos y solipsismos que nos llevan a afianzar científicamente, Teorías que ni siquiera están completas; como el caso actual de la Teoría de la Relatividad.


Estoy consciente de que decir esto en voz alta no surtirá a priori, el efecto deseado en muchos lectores. De hecho, no me estoy fundando en experimentos o ecuaciones matemáticas, tan sólo en las hipótesis incompletas de la propia Teoría de Einstein (él mismo, un personaje eventualmente singular. Pero de esto no hablaré en este artículo). Lo que vengo a decir aquí es básicamente, que esa otra esfera de realidad que la Teoría de la Relatividad está ignorando solapadamente, y que las ecuaciones matemáticas sobre los Taquiones ponen en evidencia, es la esfera de la Conciencia.


De hecho, ya existen numerosos estudios científicos respaldados por evidencia empírica, acerca de la existencia verídica de este otro reino de la realidad. Hay tantos que no me atrevo a enumerar ninguno aquí, salvo y por derecho propio, la obra del insigne y desgraciadamente desaparecido Dr. Jacobo Grinberg; la cual les invito a explorar libremente.


Algunas palabras del artículo señalado con anterioridad (Revista Quora), las he escrito intencionadamente en letra cursiva, puesto que entiendo que ellas mismas actúan como los taquiones, en otra esfera de realidad. La misma palabra Realidad, significa cosas diferentes en estados diferentes de existencia. Pero es obvio, que sólo podemos conocer aquel estado de la existencia en el que nos encontramos. A menos claro, que seamos capaces de saltar a un nuevo estado, así como saltamos a una piscina.


El Universo tiene sus propias Leyes. La misma Teoría de la Relatividad nos ha ido revelando algunas de estas, de forma como ya dije, tímida y a veces titubeante y solapada. Incapaz de atreverse a admitir que Dios tiene sentido del humor, este curioso y aleatoriamente famoso personaje que todos llaman genio, (un judío que escapó de la Alemania nazi), no fue capaz de realizar él mismo ese salto y nos dejó a todos en albis. 


Las Teorías de Einstein tienen una base matemática estipulada, lo que significa que su mente subconsciente tuvo en gran medida, el privilegio de interactuar con el otro universo en el que se mueven los números y sus ecuaciones, sin ser capaz de reconocer el hecho de estar en otra realidad; o haber realizado él mismo ese viaje a otro espacio/tiempo. E=m * c2, es sólo la punta del Iceberg. Esa energía infinita que de acuerdo a la Teoría, es necesaria para que una partícula se mueva a una velocidad superior a la luz, es la Conciencia. 


De nuevo, mis afirmaciones no se basan en ecuaciones matemáticas, pero sí empíricas y demostrables con la propia experiencia. No sólo la mía. Una vez más remito al trabajo del Dr. Jacobo Grinberg, específicamente a su libro La Teoría Sintérgica. (Capítulo 3). “No es posible comprender la experiencia sensible adjudicando su emergencia a un campo energético, o a la interacción de varios campos inanimados, a menos que la dicotomía materia-Conciencia se unifique, y se postule a la Conciencia y no a la materia como primer dato y punto de partida”.


Al leer estas palabras no puedo dejar de hacerme esta pregunta: ¿por qué a pesar de la evidencia matemática, los científicos se empeñan en negarla, o en el mejor de los casos, obviarla? Esto es algo que no es posible dejar pasar por alto tan alegremente; y sin embargo, ellos lo hacen. Y se autonombran a sí mismos tenedores de la verdad. Es un poco bochornoso. No es posible creerse en posesión de la verdad cuando se niegan tantas evidencias matemáticas. Sólo porque no son capaces de verlas con sus ojos materiales.


La Teoría Sintérgica afirma que la Conciencia es un atributo del espacio y no pertenece exclusivamente a la mente humana; se encuentra permeando toda la existencia y todos los campos e hipercampos; o realidades o esferas, comoquiera que desee llamarlas. Pero la Teoría va un paso más allá -y mucho más lejos que el pobre viejecito judío, con la lengua afuera- y afirma que la Conciencia es la naturaleza básica de la lattice, llamémosle espacio. O más específicamente, el tejido de la realidad. El Dr. Grinberg la explicaba como la estructura fundamental del espacio, que funciona como una especie de red energética. De allí proviene la palabra lattice, que etimológicamente significa enrejado.


Solo para aquellos quienes seguramente tomarán las palabras de este artículo como una burla o cuando menos, puras parrafadas, les sugiero echar un vistazo a los libros del Dr. Grinberg y a sus estudios de campo sobre la conciencia. 


No quería alejarme del tema, que es comprender la existencia de estas, ya no tan hipotéticas partículas taquiónicas y su presencia en todo el universo. La Teoría incompleta de Einstein admite la existencia de los taquiones. Pero no fue sino hasta el año 1967 que un físico teórico de nombre Feinberg, nos dice que los taquiones surgieron en el momento preciso del Big Bang. De hecho, el universo entero está lleno de estas partículas. Y si seguimos la línea argumental de la Teoría Sintérgica que nos dice que el estado natural del espacio es la conciencia, podemos extender esta comprensión para introducir filosóficamente en principio, una idea: que estas partículas taquiónicas que están localizadas por todo el universo, en realidad son una función de la Conciencia.


Otra de estas palabras que escribí a propósito en cursiva es una muy peculiar, la palabra Vacío. Es peculiar porque al igual que realidad suele significar cosas muy distintas dependiendo de la densidad. Esto es, que lo que entendamos por vacío depende en gran medida de la perspectiva. Y aquí volvemos al punto de inicio de este artículo: la Teoría incompleta de la Relatividad. No está incompleta porque a Einstein supuestamente, no le diera tiempo de integrarla con las leyes de la Termodinámica, está incompleta porque carece de la perspectiva esencial, aún y cuando su nombre intenta apropiarse de ella (relatividad).


Cuando nos referimos a algo relativo necesariamente estamos aludiendo a perspectivas. Pero si tenemos el tupé de nombrar a una teoría la Teoría de la Relatividad y no integramos la perspectiva, entonces esa teoría se refiere a otra cosa, pero no a la relatividad. Y aquí me preparo para los contraargumentos y los ataques que seguramente, vendrán después de afirmar esto en voz alta, haciendo uso de mi inalienable derecho de expresión. Algunos seguramente me pedirán más argumentos. O quizás, hasta mi  IQ (este pensamiento me causa gracia). El hecho es innegable, es como si se le adjudicara a un hombre el nombre de otro. ¿No sería un impostor? Esto lo dejo a juicio de cada quien.


La palabra Vacío es muy relativa; relativa a la experiencia, relativa a la densidad y relativa al espacio/tiempo. Si todo el espacio/tiempo es una sola masa uniforme de algo, no podemos decir que ese algo es una sola cosa, tendrá que ser por naturaleza, varias al mismo tiempo; si verdaderamente, presume de unificar la totalidad del universo. Pero para la Teoría incompleta de la relatividad; que yo prefiero denominar, la teoría incompleta de Einstein sobre la función masa/energía (u onda/partícula), este no es el caso. Vacío es una expresión amplia de nuestro imaginario humano, claro. No podemos afirmar con plena certeza que también existe esta misma expresión en otras realidades. De hecho, muchos científicos, ni siquiera son capaces de imaginarlo. Algunos más valientes se refieren a este Vacío como un concepto matemático. Pero todavía a pesar de su valor, se quedan bastante cortos.


Prefiero no presumir de conocimiento, sólo hacer referencias  de algo que significa al mismo tiempo muchas cosas, en diversas realidades, y como decía el Vacío es una de estas cosas. Los propios científicos se han estado diciendo y contradiciendo mucho en torno a esta imagen inasible. De manera que los místicos tuvieron forzosamente, que hacerse cargo del asunto y establecer un acuerdo basado en sus propias experiencias; algo que todavía no tiene parangón en el mundo científico. Algunos de estos místicos aludieron a este vacío como La Presencia interior, ya sea real o potencial, de todos los seres.


De ahí a la Conciencia sólo queda un paso. Empezamos a encontrar equivalentes; en la ciencia, en donde la partícula se comporta como onda, aparece la masa que se intercambia en energía; o la luz que surge del vacío; o el taquión que está en todas partes pero en ninguna, sólo porque no podemos imaginarlo. Y este es el punto crucial por el cual se entiende que la perspectiva está ausente en la teoría incompleta de la relatividad: (en palabras del Dr. Grinberg): “Las cualidades de la conciencia sólo pueden ser reconocidas a través de su experiencia directa, porque pertenecen a un eje de desarrollo evolutivo al cual uno también debe pertenecer para poder tener acceso”. Nada más sencillo de entender: para poder chapotear en el agua de la conciencia hay que lanzarse a la piscina. Algo que muy penosamente, algunos científicos no logran en toda su vida.


Es penoso, es bochornoso y también es un poco triste atestiguar la soberbia científica humana. Iba decir de nuestros días, pero lo cierto es que no es así. Algunas veces resulta preocupante, considerando cómo a través de la historia el monopolio de la información ha sido causa de tantas desgracias en el reino de lo humano. Ya hice alusión a este tema en otro artículo antes mencionado, La Ciencia y el Espíritu. Pero ahora quiero enfatizar el aspecto jubiloso de esta revelación.


No sólo el hecho de hacernos responsables del conocimiento por nosotros mismos; y esto incluye el derecho a discutir estos temas sin ser censurados o desacreditados por no disponer de credenciales sujetas a instituciones regulares, o estudios reglados. Es la inaudita oportunidad de evidenciar por cuenta propia es decir, a partir de experiencia de primera mano, realidades que otros ni siquiera pueden soñar. Y esta es la razón de su negación, su propia incapacidad de dar el salto a la piscina.


Vislumbrar otros caminos complementarios a las matemáticas, la geometría o la física, que nos abran avenidas de conocimiento a lo nunca antes imaginado, está en directa conexión con nuestra propia capacidad de experimentar la realidad y darle forma. El cerebro humano forma parte de un eje vertical y complejo de ascensión y evolución. Nuestra interacción con el campo de la experiencia no sólo es comunicativa, sino también creativa. Es decir, al tiempo que formamos parte del enrejado, creamos fractales de nosotros mismos. Compartimos con todo lo demás la naturaleza de la consciencia de nosotros mismos y de la vida; esto es, de la creación.


Los números son seres inteligentes que viven en otros universos e interactúan dentro del campo unificado de la lattice con los cerebros humanos, y nos transmiten información. No son solamente un lenguaje; son algo vivo, algo que crea. Este lenguaje viviente de las matemáticas nos ha obsequiado con un inmenso reservorio de sabiduría y conocimiento. Pero aún algunas mentes estrechas de la ciencia no están listas para comprenderlo. Por eso, los místicos tuvieron que tomar el relevo de la evolución humana. Son seres capaces de superar la velocidad de la luz. Por su valor, por su capacidad para adaptarse y por la infinita plasticidad de sus mentes, les debemos infinita gratitud. Y sin embargo, ellos no se auto adjudican honores ni medallas por esto.


Los científicos tienen mucho que aprender de estos seres; algunos de los cuales ya no viven entre nosotros. Como el propio Dr. Jacobo Grinberg, a quien he nombrado en este artículo reiteradas veces, por el valor de su hazaña: adentrarse en esta experiencia superando los límites de sus propios conocimientos. Estos seres extienden aún sus infinitos campos gravitatorios sobre todos nosotros. Porque a través de la función taquiónica de la Conciencia han conseguido rebasar los límites humanos de la mente. En virtud de este logro han comprendido las leyes inauditas del Universo y han aprendido a crear a partir de ellas, universos fractales de sí mismos.


Para la ciencia ortodoxa los logros que desafían sus paradigmas pertenecen todavía al ámbito de la ciencia ficción. No obstante, hace ya mucho tiempo que el espíritu humano rebasó esta barrera. Lamentablemente, algunos científicos todavía lo desconocen o lo niegan. Así se crean paradojas matemáticas sin solución. O lo que es lo mismo: se abren senderos que no llevan a ninguna parte. O peor aún, hacia un acantilado. Hasta que la mente científica no ceda la resistencia al reconocimiento de la Conciencia como la base de toda la realidad -conocida o desconocida-, no se abrirán para ella las puertas al verdadero conocimiento y todas las paradojas taquiónicas continuarán sin solución. Hasta que no nazca el científico capaz de rebasar los límites de sus conocimientos arcaicos sobre los fundamentos de la realidad y las leyes del universo, hasta que la mente científica no sea capaz de despertar a la luz de la Conciencia omniabarcante y reconocerse a sí misma como parte de esta, la humanidad seguirá destinada a avanzar hacia el acantilado del fracaso y su único destino será la autodestrucción como especie. La buena noticia es que aquellos que sí lo logren, aquellos con la osadía necesaria para saltar hacia realidades de expansión de universos taquiónicos, serán los que abrirán nuevos senderos, nuevos paradigmas de evolución y ascensión para la especie.


Confío en que estos hombres y mujeres ya están entre nosotros trabajando en silencio, por una humanidad liberada de las cadenas del tiempo y la Constante c.








martes, 12 de marzo de 2024

El Triunfo del Mundo

 




En este post quiero hacer una breve revisión acerca de este tema que ha sido tratado en diversas fuentes, ámbitos y épocas de la historia, y que no termina de agotar su abundante simbología y significado para el futuro de la especie humana. Se trata de un tema que toca aspectos de la vida tan variados como la filosofía, la religión, la espiritualidad o la ciencia. Es una cuestión que suscita preguntas tan profundas que pasan por la previsión del futuro y superan la capacidad de la imaginación más estrambótica. Una idea que en Filosofía aparece vinculada con otras ideas igualmente trascendentales; como la utopía, la distopía, o la realidad y la ficción, y la eternidad, entre otras.

Aquí voy a entrar en materia intentando no posicionarme en ninguna postura convencional o normativa de este concepto; sino procurando más bien, dar voz a una experiencia humana que ha intentado tomar forma a través de diversas culturas, para convertirse por derecho propio en una experiencia colectiva; como lo es el símbolo del Diluvio Universal, por ejemplo. Y no solamente como un símbolo o imagen del final, sino también como una referencia a una posibilidad que siempre está presente.

Es un tema del que no me he atrevido a escribir abiertamente, pero del que ya he tenido la oportunidad de hablar en varias ocasiones en mi canal de IVOOX, en la serie sobre el Escathón. Mi acercamiento inicial al mismo empezó muy joven, durante mis tempranos estudios de Estética, en la Universidad Central en Venezuela. Al principio, apareció como una idea tenebrosa, pues lo que de algún modo se relaciona con el Escathón tiene la cualidad de lo terminal. Pero conforme iba avanzando mis estudios y mi propia vida, empecé a comprender cada vez un poco más, a qué se refería realmente este concepto; más allá de la posibilidad de un final.

Esta comprensión inicial me llegó con las amenas charlas trascendentales de unos de los gurús de la psicodelia: el finado Terence McKenna; quien fue un prolífico escritor, conferencista, etnobotánico y psiconauta norteamericano entre los años 70 y 80 del siglo XX; en aquella de sus charlas más emblemáticas: Eros y Escathon. Una charla profundamente inspiradora que recomiendo escuchar a todos quienes quieran ahondar un poco más en este tema. Se encuentra disponible en internet, en inglés. Aquí McKenna empieza por abrirnos a la comprensión de la diferencia abismal que existe en la visión de la realidad para la ciencia ortodoxa y el ser humano de a pie. Esto es, la visión del mundo de aquellos que se consideran a sí mismos más inteligentes que el resto de la Humanidad, acerca -entre otras cosas-, del Final de los Tiempos.

Yo habría elegido para mi post este título, pero finalmente encontré que estas palabras contienen en sí mismas un sentido en exceso determinista para mi gusto, que es exactamente la visión predilecta del mundo que tiene la gran mayoría de los científicos de la ciencia que se considera ortodoxa. Darnos cuenta pues, de cuán distintas son estas dos visiones (la del científico determinista y el ser humano común) llevó a Terence a replantearse esta cuestión y el por qué de su propia visión esperanzadora como científico. 

La necesidad de mantener la esperanza acerca de nuestro futuro es existencial, pero para Terence esta necesidad ha sido negada, y así lo expresa en las primeras líneas de su charla cuando se refiere a

Eros y el Eschaton son las dos áreas que creo comprometen el viejo paradigma y dan permiso a la esperanza y curiosamente, ninguna de estas palabras es tan conocida, lo que te da una idea medida de cuán completamente la posición de dominador ha sofocado, subvertido y restado importancia a cualquier oposición a su visión del mundo.

Aquí es donde se impone la visión de esta ciencia ortodoxa que se cree en posesión de toda la verdad, recordándonos con aprehensión los nefastos tiempos oscuros de la inquisición medieval.

Personalmente, encuentro al Escathón dotado de una cierta particularidad eidética, esto es desde el punto de vista filosófico lo que para los griegos tiene la cualidad de la esencia. El porqué digo esto es la raíz de mi deseo de sentarme hoy aquí, a escribir este post. Lo digo con conocimiento de causa, quiero decir: a partir de mi propia experiencia. Una experiencia en la cual este concepto apareció como una forma específica (de allí su cualidad de imaginario) con un simbolismo dialéctico en directa comunicación con mi psique. Y espero que todos puedan entender lo que esto significa, es mi propia experiencia; no lo leí, ni me fue referido por terceros.

La experiencia en sí misma es algo demasiado propio, algo que puede también ser subjetivo desde una óptica científica. Yo no pretendo ser científica al contar mi historia, pero sí intento hacer una narración lo más fiel posible a lo que constituye para mí esta experiencia. Tampoco es una creencia. De hecho, mis creencias personales acerca del Escathón han pasado por innumerables transformaciones a lo largo de mi vida. Yo puedo referirme al Escathón como un objeto con una forma; pues es así como éste se ha presentado frente a mí. Y también puedo decir que ese objeto posee una especie de cognición o conciencia. Pero esto es algo extremadamente difícil de explicar, mucho más de entender.

Una de sus primeras apariciones en mi experiencia ha sido en el campo de los sueños, pero también en mi vida despierta o de vigilia. Pues yo ya estoy sobradamente entrenada en estos dos ámbitos de la realidad, aunque a veces no lo recuerdo. Por esta razón es complicado transmitir una experiencia de este tipo para que sea comprendida por mentes que no poseen este mismo tipo de experiencia, y que precisamente por desconocerla se consideran con la autoridad de negarla. A pesar de ello, mi propósito aquí es compartir una experiencia que no es solamente mía, pues como ya lo dije al principio, el escathón forma parte del imaginario del colectivo humano.

Mi forma de percibir al Escathón es más una forma sensible, que me ha proporcionado información valiosa acerca del futuro y al mismo tiempo, acerca de su intencionalidad; que no es un hecho predeterminado. Si bien, sí cumple una función determinada. El cómo dar constancia de esto es lo más arduo para mí en este texto. Porque básicamente, estoy intentando traducir en palabras una experiencia que fue, y que es aún estrictamente, no verbal. Es una experiencia relacional, como la que se pudiera llegar a tener con otras especies, como los animales. Y al decir esto corro el riesgo de desviar completamente su sentido y significado real.

Por eso, intento aproximarme al Escathón como una experiencia sensible, esto es desde el alma, (también filosóficamente hablando); porque en mi conocimiento no existe otro precedente. A lo largo de toda mi vida he tenido diversas experiencias que se pueden encuadrar en lo paranormal, además de experiencias verídicas en el plano de la vigilia y con testigos presenciales, que pudieran enmarcarse en el ámbito de lo fantástico. Sin embargo, creo haber vivido lo suficiente como para aprender bien la lección acerca de la diferencia entre lo imaginario de la mente y sus fantasías, y lo imaginario de la mente que está consciente y presente. Quiero decir que ya sé reconocer la imagen como algo vivo y con vida, y algo que solamente está imitando la vida.

Mi sensibilidad se basa en mis emociones que son la señal que tiene mi subconsciente de mostrarme la forma en la que se mueve mi energía en el espacio; y por otra parte en mis sensaciones, que son las señales sensitivas que me ofrece mi cuerpo físico para comunicarse conmigo acerca de sus propias vivencias. Conozco un tercer lenguaje, que es un lenguaje interno; es el que uso en el diálogo con esos arquetipos que habitan en mi psique y que tienen muchos de ellos voz propia. Podría denominar a este lenguaje como mi instinto. Pero todavía existe un cuarto lenguaje, es un lenguaje mucho más sutil que reside en ámbitos de la conciencia profunda, desconocidos para un gran número de seres humanos. Este es el lenguaje que habitualmente utilizan estos objetos eidéticos, como los números; un lenguaje netamente intuitivo.

Desde estos cuatro lenguajes he podido recibir abundante información de mi entorno inmediato y de ese otro entorno, en donde existen estas entidades no humanas que conviven en este vasto universo con nosotros; pero que como ya dije, la gran mayoría de la raza humana aún desconoce. He querido hacer todo este preámbulo para emplazar mi posición en este relato sobre mi experiencia con el Escathón, y ofrecer de esta forma, un contexto lo más fiel posible a esta experiencia.

La mecánica cuántica tiene una teoría muy interesante llamada Entrelazamiento cuántico, que explica entre otras cosas, el comportamiento entre las partículas; se trata de un sistema en el que estas se comportan al mismo tiempo, como ondas y como partículas. No pretendo ofrecer aquí una cátedra sobre Física Cuántica, solamente exponer una teoría que se ha convertido en una muy conocida materia de la nueva ciencia cuántica, gracias al famoso experimento de la doble rendija (para más información googlea la frase). Sencillamente, muestra cómo todo lo que existe en el Universo se corresponde con cualquier otra cosa, en cualquier otra parte del espacio/tiempo. Es desde esta perspectiva, -vamos a llamarla cuántica- que se inició mi conexión con ese objeto al que yo llamo Escathón.

Su aparición en diversos momentos de mi vida en distintas formas; algunas de ellas como verdaderos Viajes Estelares, me ha llevado a comprender con los años, la forma en la que actúan estas entidades con otras consciencias. Esos lenguajes no aparecen y simplemente son un episodio aislado, sino que forman parte de un sistema de comunicación que puede seguir el hilo de toda una vida, y cuando llegamos a poner suficiente atención, nos damos cuenta de que esos objetos paranormales hablan un lenguaje que comienza a cobrar su sentido. Pero todo esto sucede para una sola finalidad. 

Si el Escathón es generalmente un anuncio del final de los Tiempos, la forma como este objeto se relaciona con nuestra psique no es la misma para todos. A algunos, como me sucedió a mí, nos habla y nos cuenta lo que quiere y lo que piensa, tal y como lo haríamos nosotros en una conversación casual con otro ser humano. Pero decir esto en voz alta atenta contra el sentido común, precisamente porque éste carece de la habilidad para ese lenguaje más sutil. 

En el Budismo Tántrico de la Escuela Tibetana, que fue mi primera escuela Budista en esta vida, conocí a través de las enseñanzas del Buda la idea de la Vacuidad, que no es otra cosa que ese Entrelazamiento cuántico del que hablaron Einstein y sus colegas. El budismo reconoce que el vacío de toda forma es lo que nos conecta en nuestra esencia, o mejor dicho: si ninguna cosa existe por sí misma, si no es su propia causa, esto implica que todas las cosas están conectadas unas con otras, como causa y efecto. Los budas lo cuentan de una manera muy poética diciendo que todas las cosas y los seres están interconectados. Esto es en principio, lo que en realidad significa la Vacuidad.

En virtud de este principio budista al que los científicos del siglo pasado ya dieron un nombre, todo en el universo está relacionado con todo lo demás. He ahí donde pude comprender finalmente, por qué yo era capaz de escuchar y comprender el lenguaje del Escathón. La finalidad de la vida en la Tierra casi nadie la conoce. Sólo los nativos de las tribus ancestrales tienen claro que la vida es ella misma la finalidad de todo; no necesita una finalidad para existir, y posiblemente esto va en contra de todos los paradigmas de la ciencia, la filosofía y las religiones. La cuestión es que al aparecer en nuestro imaginario psíquico, el Escathón nos asegura que el final de la vida es un hecho: todos sabemos que en algún momento vamos a morir. Lo que no todos podemos saber es qué es lo que viene después, o si realmente existe un después. Esta es la discusión eterna entre la ciencia y la religión, que no es mi propósito resolver aquí.

Al comunicarse conmigo el Escathón me transmitió su función como finalizador, pero también, como el catalizador del cambio. A pesar de que estudié algo de Filosofía no puedo recordar si es que esta es -dentro de las escuelas filosóficas-, una de las propiedades del Escathón. Pero fue bastante evidente para mí, y se encuadra dentro de lo que tolera el sentido común. La muerte puede o no formar parte de este final. Eso lo deja al gusto de cada quién. Lo que el Escathón quiso compartir conmigo es su apetencia por la diferenciación y la unicidad; cómo todas las cosas en su esfera de concreción se convierten en una sola. A fin de cuentas, se trata de un proceso que está dentro de la Naturaleza; a pesar de lo ajenos que los seres humanos nos sentimos acerca de todo lo que tiene que ver con la muerte, por lejano que sea su parentesco.

El Escathon no quiere ser exclusivamente el heraldo de la muerte, sino más bien, del Cambio y también de la Trascendencia. Pues, de otro modo no hablaríamos de ello. Y en el fondo, todos nosotros: filósofos, poetas o científicos, cuando hablamos de algo lo que en realidad queremos es traerlo a la existencia, a la vida. Mi experiencia con el Escathón me dejó la imagen de un Ir hacia lo desconocido; que a fin de cuentas, es el cierre de un ciclo que anuncia el inicio de otro nuevo. Como esa carta del Tarot, la carta final: el triunfo del Mundo; cuyos símbolos son las imágenes de los cuatro animales del Apocalipsis: el león, el águila, el toro y el Hombre.

Uno podría aprovechar y hacer varias preguntas cuando nos llega esta aparición de otro mundo; que viene para penetrar en nuestra vida cotidiana y abolirla, disolverla. Entonces, cabría preguntarse muchas cosas pertinentes; y si no se tiene demasiado apego por las cosas que conforman nuestro mundo, las preguntas serán más fáciles de formular, menos dramáticas. Yo no preguntaría por qué o para qué, doy toda finalidad por bien fundada. Mis razones irían un poco más hacia adelante, hacia lo desconocido, hacia el dónde y el cuándo: el espacio y el tiempo. Tal vez reciba la respuesta deseada, tal vez sólo me devuelva el silencio.

Lo único que sé a ciencia cierta es que esa experiencia me fue vivida y que es como el Entrelazamiento cuántico: un fenómeno extraño que comparto con toda la raza humana. Después de haberlo vivido comencé a hacer mis propios cambios, a prepararme para su llegada definitiva, trayéndonos a todos las respuestas a preguntas que jamás nos hicimos.


viernes, 8 de marzo de 2024

Poesía y Matemáticas

 

Fragmento del Libro Hindú de Matemáticas del s. XII

                                                                       Fragmento del libro Leelavati

    

    Me desperté muy somnolienta -a eso de las 10 am-, de un sueño que ya registré en otra parte. Pero aunque todavía tenía ganas de seguir durmiendo, no volví a la cama. Seguí más o menos, mi rutina de la mañana y realicé mis prácticas de meditación. Llevo varios días sintiéndome conectada con Quan Yin, y antes de meditar estuve escuchando su mantra. Anoche, que me fui a dormir pasadas las 2 y media de la madrugada, estuve realizando una práctica espiritual muy elaborada, en la que se solicita la presencia de entre otros seres de luz, a Quan Yin.


   Quizás por esa razón al despertar esta mañana y abrir mi ventana, al comprobar el día lleno de luz, y que el cielo vuelve a tener su color azul, me he estado sintiendo llena de alegría y amor. Así inspirada por la bodhisattva de la compasión y mis prácticas, decidí empezar la lectura de un libro muy curioso, que encontré justo ayer por casualidad, cuando buscaba otro libro que aún no he leído, sobre Neurociencias y probabilidad. Este libro fortuito se titula Strange Attractors. Poems of Love and Mathematics. El título por sí solo ya me resultaba bastante atractivo, tanto que no fui capaz de resistir la tentación de adquirirlo. 


    Así motivada y nutridamente cargada con toda esta energía de inspiración, me dispuse a abrir el libro y a leer la Introducción; un poco para hacerme una idea general del contenido. Después de ojear selectivamente las referencias y leer un par de ejemplos incluidos en la misma introducción, me decidí a bucear en sus páginas un poco más profundo, y así explorando me encontré con una joya: en la página 20, un autor de origen portugués, Manuel Alegre. Cuyo poema, Polar Heart fue traducido al inglés. Corazón Polar, en español.


    No sabía qué fue exactamente, lo que detonó la válvula del sentimiento que hizo brotar las lágrimas de mis ojos; tal vez, porque ya me sentía suficientemente abierta, aunque sin demasiadas expectativas. Se trata de un poema de amor, como todos los del libro. Pero aquí, más que un conjunto de palabras reunidas para ensalzar a una persona, o a un momento de la vida del poeta, yo me encontré con una experiencia humana a corazón abierto. La insoportable vulnerabilidad de un ser que a través de su poema demostraba, con inocencia más que valor, hasta qué punto el alma humana llega a sumergirse en las aguas ignotas del amor.


    Tener la oportunidad de tocar la fragilidad del alma de otro ser humano exponiéndose sin pudor en unos versos, es para mí algo completamente inusual y por su naturaleza profundamente conmovedor. Si bien lo pienso, quizás esta no es en absoluto una experiencia ordinaria para nadie. El poeta representa en estos versos el dolor de perder al ser amado de un modo magistral.

    No conozco el color de los barcos

    Cuando naufragan en tus brazos

    Yo sé que hay un cuerpo jamás encontrado allí afuera en el mar

    Y que ese cuerpo viviente es tu cuerpo inmaterial.


    El poema continúa, pero yo me quedé allí bebiendo mis propias lágrimas, sumida en una tristeza que es tan remota como la profunda cuenca del océano. De pronto, me di cuenta de que esa imagen me resultaba familiar. Era el recuerdo de un personaje muy querido en uno de mis propios libros, el tercero de la Trilogía de Arcana: Los Tiempos de Iuga. Esa imagen es una memoria de mi amado Nembrod. Pero aquí no seré capaz de contarla sin estropearla.


    Aquella historia -la de la Tierra Arcana- fue una memoria recuperada de muchas otras vidas, que fueron tragadas por los mares del Tiempo universal. Tan sólo ahora, después de muchos años (más de 15) de haber escrito y contado aquella vieja historia, comprendo que fue mi propia historia; mis propios recuerdos olvidados, antes de volver a nacer. Y quizás, como lo expresa el poeta portugués:

    Yo sé que en cada camino hay una esquina

    una apertura entre la rutina y lo maravilloso

    Hay una hora de fuego para la tristeza

    la hora en la cual te encuentro y no te encuentro.


Quizás en esa apertura del tiempo se abrió mi memoria y yo pude reencontrarme con todos esos personajes de mis historias, todo esos seres vivos que alguna vez yo también fui. Ahora ¡claro! Ya entiendo mis lágrimas, aparecidas en un espejo, como el reflejo de mis memorias. Yo sólo no sé todavía cómo ni dónde volver a ese:

    Ángulo opuesto

    a esa mágica geometría

    a donde todo podría ser posible.


    A veces tengo miedo de engañarme a mí misma, de no llegar a tiempo a mi salida... A veces, no me doy cuenta de que solamente sueño y que en realidad, estoy en otra parte. O en muchas otras partes, al mismo tiempo. A veces, también solamente olvido...


    

  

Notas:

Libros de referencia. Strange Attractors. Poems of Love and Mathematics. Editado por Sarah Glaz y JoAnne Growney. Editorial A. K. Peters, Ltd. 2008.


Trilogía de la Tierra Arcana. Esperanza Theis. 2000 - 2007. 

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lunes, 4 de marzo de 2024

La Madre Cósmica


    


Estoy inmersa en la lectura del libro Sri Chakra Yantra, de Vinita Rashinkar. Tengo el hábito de meditar cada día justo después de despertar, durante al menos 10 ó 15 minutos, una Meditación de Mindfulness para ayudarme a aterrizar en la realidad con todos mis sentidos. Debo decir que esta mañana -como muchas otras-, mi mente despertó algo vaga y entretenida en pensamientos y emociones de resistencia; simplemente, no quería abrir los ojos a esta realidad. 

    A medida que avanza mi lectura empiezo a reflexionar, encontré una referencia que me sirvió para obtener otra perspectiva de mi nuevo día. En Shakti Tantra el mundo no se percibe como una ilusión, sino como una manifestación de la Divinidad. Entonces, apareció la imagen de la Araña; que teje su tela y mueve sus hilos saltando arriba y abajo de su red y controlando todo su tejido desde el centro de su boca. Cuando fui al baño -un lugar en donde la mente suele entretenerse con muchos pensamientos-, mi Shakti aprovechó para instruirme. Me dijo: Hazte una intención el día de hoy: acepta lo que es. Cuando Shakti comienza a instruirme, no me encuentra generalmente preparada para tomar notas como una buena alumna, sino que comienza a vertir sobre mí toda su sabiduría y yo simplemente tengo que estar atenta, esté donde esté.

    Shakti continuó: Sencillamente, date cuenta cuando estás en resistencia de lo que es -cualquier cosa que surja-, y en ese momento, elige Aceptación. La resistencia se irá desvaneciendo, sin lucha. En efecto. Yo estaba pensando (todo empieza siempre con un pensamiento), que esto o aquello no me gusta, e inmediatamente surgió la emoción y yo empecé a sentirme en resistencia.

    Puedes abandonar el juicio -siguió diciendo Shakti-. Te das cuenta de que es algo que ya no necesitas más volver a hacer. Es la antigua energía. Entonces, comienzas a enviarle a todo tu cuerpo, tu sistema nervioso, tu cerebro una nueva información. Y tu cerebro y tu sistema nervioso la transmiten hacia tus cuerpos energéticos más sutiles. Allí se reciben estas nuevas frecuencias creando olas de vibración más elevadas, y desde esas esferas sutiles comienza la creación de nuevas realidades, que se retroalimentan enviando su respuesta de regreso al cuerpo y al mundo que crea tu propia percepción, en ondas de vibración y frecuencias que responden a tu propia frecuencia de aceptación y facilidad.

    La Aceptación es una actitud -siguió diciendo Shakti-, y es una muy fácil de usar. Tú sólo tienes que parar los pensamientos de rechazo y resistencia por un momento, diciendo: "Ok, está bien. Acepto lo que es". Y ¡voilá! Tu cerebro tomará una gran bocanada de aire puro, y todo tu sistema nervioso, toda tu red de cuerpos sutiles -como la tela de la araña- te lo agradecerán.

    Creo que esta actitud de Aceptación es la base de mi propósito de Año Nuevo, de permanecer abierta a escuchar nuevas ideas usando mi discernimiento. Acepta el caos -volvió a decir Shakti-; que es tu propia creación. Acepta la emoción de rechazo. Acepta el juicio, acepta la negación. Éste es sólo el Portal hacia la Transformación. Es tu buble. Cada vez que estás frente a este Portal de Transformación surge la resistencia y todo lo que has creado en tu experiencia como "no quiero-no me gusta", y el Portal hacia la Nueva Dimensión desaparece de tu visión.

    En realidad, no desaparece. Sencillamente, no puedes verlo. Pero está ahí. No se ha ido a ninguna parte. Está pegado a ti; como los conos del Sri Yantra, embozados unos sobre otros. La diferencia está en la vibración; pero eso ya lo sabes. Sólo te lo estoy recordando. Recuerda respirar y decir: "Ok, acepto lo que es".

    Hace poco tuve un sueño que no registré, porque entendí su contenido en el mismo sueño. Yo estaba en un restaurante al aire libre, y en la mesa frente a mí había una pareja que me miraba constantemente con ojos sentenciosos. Yo sencillamente les sonreía, sin hacer ni decir nada más. Pero ellos seguían mirándome con desprecio. Entonces, llamé a mi madre y se las presenté. La pareja se levantó y se fue. Este sueño representa la forma simbólica de las palabras de Shakti. Acepta el rechazo y el juicio. "Ok, acepto lo que es"; eso es lo que les decía mi sonrisa. Pero a veces, una sonrisa como respuesta no es lo bastante elocuente; a veces, tienes que llamar a la Diosa y presentársela a tus demonios. Ninguno podrá resistirse. Palabras de Shakti.

    Hay un conferencista al que suelo escuchar en You.Tube que suele decir: Lo que necesitamos con más urgencia en el mundo es la energía de la Diosa. Yo siempre la he buscado, incluso sin saberlo. Y cuando creía haberla encontrado aprendí que Ella tiene que ser invitada a venir. Es decir, hay que prepararle un espacio para que Ella se asiente y sus energías se expandan. El espacio somos nosotros, nuestro cuerpo (el Templo), y también nuestra mente. La Diosa en realidad, no desciende; sino que es nuestra energía la que asciende de frecuencia y permite que se dé esa conjunción.

    La resistencia y la lucha son la misma cosa, vibran en la misma frecuencia; la frecuencia del guerrero. La cual, si no es guiada por Principios elevados, termina destruyéndolo todo. La energía de la Aceptación es parte de las energías de la Diosa. Vibra en una frecuencia más elevada que la resistencia, y nos permite acceder desde allí a Portales de oportunidad y creación ilimitadas; senderos que permanecen ocultos desde las energías de la resistencia y la lucha.

    El mero hecho de mirar al mundo con otros ojos y decir "te acepto", es un baño de bendiciones para el corazón; es proclamar el Armisticio entre la Luz y la Oscuridad; para poder entrar en una nueva dimensión, a donde reina verdaderamente un Espíritu de Paz. Si queremos habitar en paz sobre la Tierra, si en verdad queremos ser felices, es mucho más simple de lo que parece. Sólo tenemos que usar las palabras claves para abrir ese Portal y entrar en ese Reino.

    En gratitud infinita a la Madre Cósmica. OM MANI PEMME HUNG.

Bibliografía recomendada: Sri Chakra Yantra. Vinita Rashinkar. Notion Press 2019

viernes, 1 de marzo de 2024

La Ciencia y el Espíritu

 




Recientemente, he vuelto a estudiar a la Universidad. Si bien, en esta ocasión, no se trata de una carrera universitaria, ni tampoco voy a recibir clases en un claustro académico y posiblemente, ni siquiera reciba un título, lo cierto es que mis nuevos estudios están reglados como Estudios Superiores y susceptibles de recibir titulación igualmente reglada. He elegido materias relacionadas con la Ciencia, como Astronomía, Física y Neurociencias; que son algunos de los temas que más me fascinan y de los que menos conocimiento poseo actualmente.

Con el fin de obtener buenos resultados es necesario que mantenga un hábito regular de lectura de una buena cantidad de material. Esa es la razón por la cual el día de hoy he leído varios libros diferentes. Pero en este post me gustaría comentar sólo dos de ellos: Seis Piezas Fáciles, de Richard Feynman. Es una recopilación de seis de sus trabajos más representativos; elegidos de entre aquellos publicados en su obra original Lecciones de Física, por su facilidad para la lectura de un público neófito; como es mi caso. La otra obra elegida se titula El Universo en un solo Átomo. Su autor es el Dalai Lama; quien no necesita presentación.

Elegí estas dos obras por el contraste que representan las visiones del mundo de sus autores. Por un lado, un joven y reputado físico teórico, -reputado gracias, entre otras razones-, por su trabajo relacionado con las partículas subatómicas. Feynman desarrolló la Teoría Cuántica Electrodinámica que dio forma a la nueva física del siglo XX. Para poder consolidar las bases de esta nueva física, Feynman tenía que conciliar la Teoría de la Relatividad Especial de Einstein, con los Principios de la Mecánica Cuántica; postulados por Planck a principios del siglo pasado. Una tarea notoria que necesariamente requeriría un arduo esfuerzo de cálculo matemático; pero Feynman lo llevó a cabo de manera magistral, sin tener que realizar ni una sola operación matemática.

El enfoque que nos presenta el Dalai Lama en su libro nos lleva a una reflexión más profunda acerca de las implicaciones y la trascendencia de la ciencia, en un mundo cada vez más informatizado y dependiente de las tecnologías. En sus páginas, El Dalai Lama nos cuenta sus humildes orígenes campesinos, su rigurosa formación como Alto Lama en el Tíbet, la herencia de sus antepasados. También discute los modelos de la Física contemporánea, que han cambiado el paradigma de nuestra concepción del mundo; como La Teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica. Es notable su forma de mostrarnos los fundamentos budistas de la Teoría del Vacío; en la cual cualquier creencia en una realidad objetiva como independiente es insostenible.

Para comprenderlo mejor nos plantea la imposibilidad de que en un universo donde la realidad esté compuesta por fenómenos que existen por si mismos, no podrían coexistir fenómenos regidos por la ley de Causa y Efecto. En este sentido la visión materialista y reduccionista que con frecuencia suelen plantear algunos científicos, parece demostrar su incapacidad intrínseca de comprender la realidad tal cual es. Esta reflexión tiene que conducir forzosamente el pensamiento científico a una autoevaluación de sus principios materialistas.  

En relación con las implicaciones que esta visión científica materialista de la realidad tiene en nuestras vidas, el Dalai Lama contempla especialmente este apartado en el capítulo acerca de la Ética y la Genética; en donde se cuestiona acerca de los efectos a largo plazo de la manipulación de la genética de los alimentos como si se tratara de un simple juego, y sobre la ética subyacente en el hecho de priorizar los beneficios económicos, por encima de sus efectos más graves sobre la salud. Esta reflexión nos alerta sobre la verdadera situación crítica, en la que la ausencia de principios éticos de la Ciencia contemporánea está arrastrando a nuestra civilización.

Por otro lado, ya en la Introducción de su libro, dirigido a los estudiantes del primer curso, Feynman deja clara la dificultad de abordar los principios de la Física desde el comienzo: "no conocemos aún las leyes básicas. La frontera entre el conocimiento y la ignorancia está en continua expansión". Esta es una visión mucho más humilde y realista de la que suelen mostrar algunos científicos actualmente, acerca de los verdaderos fundamentos de la Ciencia. Feynman se esforzó en sus clases por hacer asequible este conocimiento manteniendo un alto nivel de exigencia y al mismo tiempo, reconociendo la gran dificultad de su tarea.

En sus propias palabras: La prueba de todo conocimiento es el experimento. Una visión que si bien, es  el requisito fundamental de toda prueba del método científico, está curiosamente vinculada a la visión budista del conocimiento de la realidad. Para Feynman la experimentación es la base, pero acompañada de la imaginación. La capacidad de vislumbrar y conjeturar es para Feynman un proceso tan arduo que separa a los físicos en dos; por un lado la disciplina teórica de los científicos que imaginan y deducen, y por el otro, los experimentales, que primero realizan sus experimentos, y a partir de sus hallazgos utilizan su imaginación para crear nuevas hipótesis o teorías.

Sin importar cuánto deduzcan, conjeturen o experimenten, la precisión de sus teorías siempre será indeterminada. Feynman lo sabía bien. Lamentablemente, algunos científicos modernos lo han olvidado. No hay teorías definitivas en las Ciencias. La historia nos ha probado una y otra vez, que para encontrar respuestas satisfactorias, los resultados deben testarse constantemente, frente a las nuevas evidencias que surgen, también constantemente. De ahí que la postura materialista y reduccionista de la Ciencia moderna, se haya convertido en un problema ético en el que su valor nominal se ha trasladado de lo utilitario a lo imprescindible. Desplazando así el objeto (la Ciencia) por el sujeto (el Ser Humano).

De ahí, que las palabras de reflexión del Dalai Lama cobren mayor relevancia, a la luz de esta subversión de valores reales; en ellas expresa su preocupación por que en el modelo científico, la Ciencia y el individuo ocupan posiciones neutras. Desde donde la espiritualidad ha sido desplazada de su ángulo alterno de percepción de la realidad, y se ha transformado cuando menos en un relato mágico, y en el mejor de los casos, irracional

Esta incapacidad de la Ciencia contemporánea para sostener un diálogo abierto con la Espiritualidad acerca de la percepción de la realidad es preocupante y lamentablemente, una pérdida costosa para la verdadera razón; aquella que se apoya no sólo en la teorización y la especulación; sino también la Ciencia que experimenta. Dando por buenas únicamente las metodologías propias de sus disciplinas, y descartando sin más, métodos y tecnologías que desconoce como herramientas de conocimiento; por la única razón de pertenecer a ámbitos distintos a los de las Ciencias Naturales. 

La cuestión -como decía Feynman-, es que muchas veces, este conocimiento científico sólo se ha obtenido a través de postulados filosóficos, y no estrictamente a través de métodos científicos. Si los postulados cambian, entonces no se trata de leyes equivocadas; se trata de hacer un cambio entero de paradigma sobre nuestra visión del mundo. En palabras de Feynman: Incluso un efecto muy pequeño requiere a veces, cambios profundos en nuestras ideas.

Quizás la Ciencia está demasiado enaltecida con su propia fama, como para plantearse siquiera una revisión de perspectivas, cuanto menos un cambio de ideas. Los científicos razonables como Feynman se preocupaban más por hacer una ciencia comprensible y relacionada con todo lo demás; y menos por el prestigio de sus premios y títulos académicos. Es desalentador contemplar un panorama donde la Ciencia se esté encaminando hacia lo que corresponde más bien, al mundo del espectáculo, y alejándose cada día más, del verdadero conocimiento.


Yo abogo por esa Ciencia Holística de Aristóteles y Descartes; para quienes La Física y Dios no fueron nunca polos opuestos. Abogo por una Ciencia heraldo de un mundo para la Humanidad, y no exclusivamente para la ciencia. Reclamo el derecho como ser Humano de formar parte de un mundo en donde la Ciencia se da la mano con una visión unificada de la realidad, como un todo: imaginación, experimentación y consciencia. Un mundo multidimensional.

  

Diciéndole NO a la vida

"Nada te impide imaginarte a ti mismo inmortal y capaz de conocerlo todo". -Mystery Human Consciousness. Llevo una semana tomando ...