He leído en uno de los grupos de ciencia en Quora, que no existe en el universo tal cosa como la gravedad cero; que de hecho, en todo el universo la fuerza gravitatoria actúa dependiendo de la masa. Incluso, que la influencia gravitatoria de las galaxias y constelaciones (léase, los objetos en el espacio) puede llegar a alcanzar millones de años luz: “Aún cuando los objetos están sumamente lejos su campo gravitatorio se extiende como un gradiente infinito”. ( Luis Medrano. En el Grupo Curiosidades del espacio/tiempo. En Quora). Esta idea me agradó y comenzó a actuar como acicate en mi mente, en busca de respuestas a nuevas incógnitas.
Leí que la velocidad de la luz no es infinita, me explico: que superar la velocidad de la luz depende del medio en el que se propaga. Y esta idea también prendió una mecha en mi mente; ¡Ah! entonces, la velocidad de la luz NO es la velocidad más rápida en el Universo, como la ciencia nos ha enseñado desde siempre. Interesante. Recordé una discusión que tuve hace mucho tiempo con mi maestro de Reiki. Un conflicto de ideas acaloradas porque yo tuve la osadía de decir que existe algo más veloz que la luz.
Lo que en realidad sucede, es que la luz se acomoda a una Constante; una Ley que es emitida directamente desde el Universo y que dice que: la luz sólo puede viajar a esta velocidad Constante (o velocidad C) por debajo del vacío. O bien: cuando se habla de la velocidad de la luz como la velocidad más rápida del universo, se está hablando de la velocidad de la luz en el vacío. (Luis Medrano, idem.)
Hasta aquí todo bien, pero ¿qué pasa cuando la luz entra en un medio más denso, como por ejemplo, la atmósfera terrestre? La velocidad de la luz en el vacío se conoce como la Constante C (con un valor determinado de 299.792.458 metros por segundo. ¡Nada menos!). Lo que viene a significar que la luz pese a su extrema ligereza, al entrar en un ambiente más denso que el vacío, obliga a que su velocidad disminuya. Lo que nos hace creer que la velocidad de la Luz es la más rápida en el Universo es simplemente, la perspectiva de nuestra conciencia aclimatada a una atmósfera densa, como la de la Tierra.
¿Por qué? Pues porque está el asunto antes mencionado, del Vacío -palabra que intentaré dilucidar más adelante-. La luz se comporta diferente cuando sale de la atmósfera terrestre, y en este Vacío podemos encontrar otras partículas; que según los cálculos matemáticos de la Teoría incompleta de la Relatividad especial, indicaron que tienen propiedades que superan esa velocidad Constante. Interesante ¿cierto? Estas partículas reconocidas hipotéticamente en la Teoría como partículas taquiónicas, poseen ciertas propiedades interesantes. Algunas como por ejemplo, moverse más rápido que esta Constante C implica necesariamente, viajar hacia atrás en el tiempo; claro está, desde la perspectiva de la mente inmersa en la realidad densa terrestre. Esto lo puntualizo porque es un detalle importante; que hasta ahora veo pasar por alto en prácticamente todas las explicaciones que la ciencia nos da, acerca de la existencia supuestamente hipotética de los Taquiones.
Otra características de los taquiones es su comportamiento atípico en relación con esta Constante C y el comportamiento de esta constante en otras partículas, como la luz. Esto es, que su asíntota es inversamente proporcional a la de las partículas de luz. O dicho de otro modo, su velocidad aumenta cuando su energía disminuye y viceversa. Y esto ¿cómo se aplica en el mundo fenoménico? O mejor dicho, ¿cómo podemos representarnos esta propiedad asintótica de los taquiones? Pues según este artículo, esta propiedad implica la capacidad de viajar en el tiempo, -como ya dije- y también, la condición de poseer una masa negativa. Esto significa que la ciencia no ha sido capaz de observar empíricamente estas partículas; o al menos, eso es lo que nos dicen. Y por eso, las denominan figuras teóricas.
Antes de adentrarme a visualizar el universo de los taquiones, su formación y su razón de ser, me gustaría empezar a desmenuzar la teoría por sus partes más débiles, como por ejemplo, la perspectiva. Si estamos hablando de una Teoría de Relatividad, que se refiere a los diferentes comportamientos de una partícula, como onda y partícula; dependiendo al mismo tiempo, del ambiente en el que actúa, ¿por qué parece que se deja de lado la perspectiva en sí misma? Aún y cuando las matemáticas ya la están señalando. Tal vez, no es suficientemente obvio que la hipótesis matemática de los taquiones pertenece a una esfera de realidad que va más allá del universo de la experiencia humana; de la vida en la Tierra, más concretamente.
En otro artículo que escribí me referí a esto de manera muy lateral. Pero quería dejar establecido el punto aquí de una forma más enfática: la existencia de partículas de masa negativa como los taquiones implica necesariamente, la existencia de un nivel de realidad que está más allá de la atmósfera densa de la Tierra, de lo mundano que conocemos y que conforma nuestra así llamada, realidad. De allí surgen una serie de conceptos y solipsismos que nos llevan a afianzar científicamente, Teorías que ni siquiera están completas; como el caso actual de la Teoría de la Relatividad.
Estoy consciente de que decir esto en voz alta no surtirá a priori, el efecto deseado en muchos lectores. De hecho, no me estoy fundando en experimentos o ecuaciones matemáticas, tan sólo en las hipótesis incompletas de la propia Teoría de Einstein (él mismo, un personaje eventualmente singular. Pero de esto no hablaré en este artículo). Lo que vengo a decir aquí es básicamente, que esa otra esfera de realidad que la Teoría de la Relatividad está ignorando solapadamente, y que las ecuaciones matemáticas sobre los Taquiones ponen en evidencia, es la esfera de la Conciencia.
De hecho, ya existen numerosos estudios científicos respaldados por evidencia empírica, acerca de la existencia verídica de este otro reino de la realidad. Hay tantos que no me atrevo a enumerar ninguno aquí, salvo y por derecho propio, la obra del insigne y desgraciadamente desaparecido Dr. Jacobo Grinberg; la cual les invito a explorar libremente.
Algunas palabras del artículo señalado con anterioridad (Revista Quora), las he escrito intencionadamente en letra cursiva, puesto que entiendo que ellas mismas actúan como los taquiones, en otra esfera de realidad. La misma palabra Realidad, significa cosas diferentes en estados diferentes de existencia. Pero es obvio, que sólo podemos conocer aquel estado de la existencia en el que nos encontramos. A menos claro, que seamos capaces de saltar a un nuevo estado, así como saltamos a una piscina.
El Universo tiene sus propias Leyes. La misma Teoría de la Relatividad nos ha ido revelando algunas de estas, de forma como ya dije, tímida y a veces titubeante y solapada. Incapaz de atreverse a admitir que Dios tiene sentido del humor, este curioso y aleatoriamente famoso personaje que todos llaman genio, (un judío que escapó de la Alemania nazi), no fue capaz de realizar él mismo ese salto y nos dejó a todos en albis.
Las Teorías de Einstein tienen una base matemática estipulada, lo que significa que su mente subconsciente tuvo en gran medida, el privilegio de interactuar con el otro universo en el que se mueven los números y sus ecuaciones, sin ser capaz de reconocer el hecho de estar en otra realidad; o haber realizado él mismo ese viaje a otro espacio/tiempo. E=m * c2, es sólo la punta del Iceberg. Esa energía infinita que de acuerdo a la Teoría, es necesaria para que una partícula se mueva a una velocidad superior a la luz, es la Conciencia.
De nuevo, mis afirmaciones no se basan en ecuaciones matemáticas, pero sí empíricas y demostrables con la propia experiencia. No sólo la mía. Una vez más remito al trabajo del Dr. Jacobo Grinberg, específicamente a su libro La Teoría Sintérgica. (Capítulo 3). “No es posible comprender la experiencia sensible adjudicando su emergencia a un campo energético, o a la interacción de varios campos inanimados, a menos que la dicotomía materia-Conciencia se unifique, y se postule a la Conciencia y no a la materia como primer dato y punto de partida”.
Al leer estas palabras no puedo dejar de hacerme esta pregunta: ¿por qué a pesar de la evidencia matemática, los científicos se empeñan en negarla, o en el mejor de los casos, obviarla? Esto es algo que no es posible dejar pasar por alto tan alegremente; y sin embargo, ellos lo hacen. Y se autonombran a sí mismos tenedores de la verdad. Es un poco bochornoso. No es posible creerse en posesión de la verdad cuando se niegan tantas evidencias matemáticas. Sólo porque no son capaces de verlas con sus ojos materiales.
La Teoría Sintérgica afirma que la Conciencia es un atributo del espacio y no pertenece exclusivamente a la mente humana; se encuentra permeando toda la existencia y todos los campos e hipercampos; o realidades o esferas, comoquiera que desee llamarlas. Pero la Teoría va un paso más allá -y mucho más lejos que el pobre viejecito judío, con la lengua afuera- y afirma que la Conciencia es la naturaleza básica de la lattice, llamémosle espacio. O más específicamente, el tejido de la realidad. El Dr. Grinberg la explicaba como la estructura fundamental del espacio, que funciona como una especie de red energética. De allí proviene la palabra lattice, que etimológicamente significa enrejado.
Solo para aquellos quienes seguramente tomarán las palabras de este artículo como una burla o cuando menos, puras parrafadas, les sugiero echar un vistazo a los libros del Dr. Grinberg y a sus estudios de campo sobre la conciencia.
No quería alejarme del tema, que es comprender la existencia de estas, ya no tan hipotéticas partículas taquiónicas y su presencia en todo el universo. La Teoría incompleta de Einstein admite la existencia de los taquiones. Pero no fue sino hasta el año 1967 que un físico teórico de nombre Feinberg, nos dice que los taquiones surgieron en el momento preciso del Big Bang. De hecho, el universo entero está lleno de estas partículas. Y si seguimos la línea argumental de la Teoría Sintérgica que nos dice que el estado natural del espacio es la conciencia, podemos extender esta comprensión para introducir filosóficamente en principio, una idea: que estas partículas taquiónicas que están localizadas por todo el universo, en realidad son una función de la Conciencia.
Otra de estas palabras que escribí a propósito en cursiva es una muy peculiar, la palabra Vacío. Es peculiar porque al igual que realidad suele significar cosas muy distintas dependiendo de la densidad. Esto es, que lo que entendamos por vacío depende en gran medida de la perspectiva. Y aquí volvemos al punto de inicio de este artículo: la Teoría incompleta de la Relatividad. No está incompleta porque a Einstein supuestamente, no le diera tiempo de integrarla con las leyes de la Termodinámica, está incompleta porque carece de la perspectiva esencial, aún y cuando su nombre intenta apropiarse de ella (relatividad).
Cuando nos referimos a algo relativo necesariamente estamos aludiendo a perspectivas. Pero si tenemos el tupé de nombrar a una teoría la Teoría de la Relatividad y no integramos la perspectiva, entonces esa teoría se refiere a otra cosa, pero no a la relatividad. Y aquí me preparo para los contraargumentos y los ataques que seguramente, vendrán después de afirmar esto en voz alta, haciendo uso de mi inalienable derecho de expresión. Algunos seguramente me pedirán más argumentos. O quizás, hasta mi IQ (este pensamiento me causa gracia). El hecho es innegable, es como si se le adjudicara a un hombre el nombre de otro. ¿No sería un impostor? Esto lo dejo a juicio de cada quien.
La palabra Vacío es muy relativa; relativa a la experiencia, relativa a la densidad y relativa al espacio/tiempo. Si todo el espacio/tiempo es una sola masa uniforme de algo, no podemos decir que ese algo es una sola cosa, tendrá que ser por naturaleza, varias al mismo tiempo; si verdaderamente, presume de unificar la totalidad del universo. Pero para la Teoría incompleta de la relatividad; que yo prefiero denominar, la teoría incompleta de Einstein sobre la función masa/energía (u onda/partícula), este no es el caso. Vacío es una expresión amplia de nuestro imaginario humano, claro. No podemos afirmar con plena certeza que también existe esta misma expresión en otras realidades. De hecho, muchos científicos, ni siquiera son capaces de imaginarlo. Algunos más valientes se refieren a este Vacío como un concepto matemático. Pero todavía a pesar de su valor, se quedan bastante cortos.
Prefiero no presumir de conocimiento, sólo hacer referencias de algo que significa al mismo tiempo muchas cosas, en diversas realidades, y como decía el Vacío es una de estas cosas. Los propios científicos se han estado diciendo y contradiciendo mucho en torno a esta imagen inasible. De manera que los místicos tuvieron forzosamente, que hacerse cargo del asunto y establecer un acuerdo basado en sus propias experiencias; algo que todavía no tiene parangón en el mundo científico. Algunos de estos místicos aludieron a este vacío como La Presencia interior, ya sea real o potencial, de todos los seres.
De ahí a la Conciencia sólo queda un paso. Empezamos a encontrar equivalentes; en la ciencia, en donde la partícula se comporta como onda, aparece la masa que se intercambia en energía; o la luz que surge del vacío; o el taquión que está en todas partes pero en ninguna, sólo porque no podemos imaginarlo. Y este es el punto crucial por el cual se entiende que la perspectiva está ausente en la teoría incompleta de la relatividad: (en palabras del Dr. Grinberg): “Las cualidades de la conciencia sólo pueden ser reconocidas a través de su experiencia directa, porque pertenecen a un eje de desarrollo evolutivo al cual uno también debe pertenecer para poder tener acceso”. Nada más sencillo de entender: para poder chapotear en el agua de la conciencia hay que lanzarse a la piscina. Algo que muy penosamente, algunos científicos no logran en toda su vida.
Es penoso, es bochornoso y también es un poco triste atestiguar la soberbia científica humana. Iba decir de nuestros días, pero lo cierto es que no es así. Algunas veces resulta preocupante, considerando cómo a través de la historia el monopolio de la información ha sido causa de tantas desgracias en el reino de lo humano. Ya hice alusión a este tema en otro artículo antes mencionado, La Ciencia y el Espíritu. Pero ahora quiero enfatizar el aspecto jubiloso de esta revelación.
No sólo el hecho de hacernos responsables del conocimiento por nosotros mismos; y esto incluye el derecho a discutir estos temas sin ser censurados o desacreditados por no disponer de credenciales sujetas a instituciones regulares, o estudios reglados. Es la inaudita oportunidad de evidenciar por cuenta propia es decir, a partir de experiencia de primera mano, realidades que otros ni siquiera pueden soñar. Y esta es la razón de su negación, su propia incapacidad de dar el salto a la piscina.
Vislumbrar otros caminos complementarios a las matemáticas, la geometría o la física, que nos abran avenidas de conocimiento a lo nunca antes imaginado, está en directa conexión con nuestra propia capacidad de experimentar la realidad y darle forma. El cerebro humano forma parte de un eje vertical y complejo de ascensión y evolución. Nuestra interacción con el campo de la experiencia no sólo es comunicativa, sino también creativa. Es decir, al tiempo que formamos parte del enrejado, creamos fractales de nosotros mismos. Compartimos con todo lo demás la naturaleza de la consciencia de nosotros mismos y de la vida; esto es, de la creación.
Los números son seres inteligentes que viven en otros universos e interactúan dentro del campo unificado de la lattice con los cerebros humanos, y nos transmiten información. No son solamente un lenguaje; son algo vivo, algo que crea. Este lenguaje viviente de las matemáticas nos ha obsequiado con un inmenso reservorio de sabiduría y conocimiento. Pero aún algunas mentes estrechas de la ciencia no están listas para comprenderlo. Por eso, los místicos tuvieron que tomar el relevo de la evolución humana. Son seres capaces de superar la velocidad de la luz. Por su valor, por su capacidad para adaptarse y por la infinita plasticidad de sus mentes, les debemos infinita gratitud. Y sin embargo, ellos no se auto adjudican honores ni medallas por esto.
Los científicos tienen mucho que aprender de estos seres; algunos de los cuales ya no viven entre nosotros. Como el propio Dr. Jacobo Grinberg, a quien he nombrado en este artículo reiteradas veces, por el valor de su hazaña: adentrarse en esta experiencia superando los límites de sus propios conocimientos. Estos seres extienden aún sus infinitos campos gravitatorios sobre todos nosotros. Porque a través de la función taquiónica de la Conciencia han conseguido rebasar los límites humanos de la mente. En virtud de este logro han comprendido las leyes inauditas del Universo y han aprendido a crear a partir de ellas, universos fractales de sí mismos.
Para la ciencia ortodoxa los logros que desafían sus paradigmas pertenecen todavía al ámbito de la ciencia ficción. No obstante, hace ya mucho tiempo que el espíritu humano rebasó esta barrera. Lamentablemente, algunos científicos todavía lo desconocen o lo niegan. Así se crean paradojas matemáticas sin solución. O lo que es lo mismo: se abren senderos que no llevan a ninguna parte. O peor aún, hacia un acantilado. Hasta que la mente científica no ceda la resistencia al reconocimiento de la Conciencia como la base de toda la realidad -conocida o desconocida-, no se abrirán para ella las puertas al verdadero conocimiento y todas las paradojas taquiónicas continuarán sin solución. Hasta que no nazca el científico capaz de rebasar los límites de sus conocimientos arcaicos sobre los fundamentos de la realidad y las leyes del universo, hasta que la mente científica no sea capaz de despertar a la luz de la Conciencia omniabarcante y reconocerse a sí misma como parte de esta, la humanidad seguirá destinada a avanzar hacia el acantilado del fracaso y su único destino será la autodestrucción como especie. La buena noticia es que aquellos que sí lo logren, aquellos con la osadía necesaria para saltar hacia realidades de expansión de universos taquiónicos, serán los que abrirán nuevos senderos, nuevos paradigmas de evolución y ascensión para la especie.
Confío en que estos hombres y mujeres ya están entre nosotros trabajando en silencio, por una humanidad liberada de las cadenas del tiempo y la Constante c.