viernes, 1 de marzo de 2024

La Ciencia y el Espíritu

 




Recientemente, he vuelto a estudiar a la Universidad. Si bien, en esta ocasión, no se trata de una carrera universitaria, ni tampoco voy a recibir clases en un claustro académico y posiblemente, ni siquiera reciba un título, lo cierto es que mis nuevos estudios están reglados como Estudios Superiores y susceptibles de recibir titulación igualmente reglada. He elegido materias relacionadas con la Ciencia, como Astronomía, Física y Neurociencias; que son algunos de los temas que más me fascinan y de los que menos conocimiento poseo actualmente.

Con el fin de obtener buenos resultados es necesario que mantenga un hábito regular de lectura de una buena cantidad de material. Esa es la razón por la cual el día de hoy he leído varios libros diferentes. Pero en este post me gustaría comentar sólo dos de ellos: Seis Piezas Fáciles, de Richard Feynman. Es una recopilación de seis de sus trabajos más representativos; elegidos de entre aquellos publicados en su obra original Lecciones de Física, por su facilidad para la lectura de un público neófito; como es mi caso. La otra obra elegida se titula El Universo en un solo Átomo. Su autor es el Dalai Lama; quien no necesita presentación.

Elegí estas dos obras por el contraste que representan las visiones del mundo de sus autores. Por un lado, un joven y reputado físico teórico, -reputado gracias, entre otras razones-, por su trabajo relacionado con las partículas subatómicas. Feynman desarrolló la Teoría Cuántica Electrodinámica que dio forma a la nueva física del siglo XX. Para poder consolidar las bases de esta nueva física, Feynman tenía que conciliar la Teoría de la Relatividad Especial de Einstein, con los Principios de la Mecánica Cuántica; postulados por Planck a principios del siglo pasado. Una tarea notoria que necesariamente requeriría un arduo esfuerzo de cálculo matemático; pero Feynman lo llevó a cabo de manera magistral, sin tener que realizar ni una sola operación matemática.

El enfoque que nos presenta el Dalai Lama en su libro nos lleva a una reflexión más profunda acerca de las implicaciones y la trascendencia de la ciencia, en un mundo cada vez más informatizado y dependiente de las tecnologías. En sus páginas, El Dalai Lama nos cuenta sus humildes orígenes campesinos, su rigurosa formación como Alto Lama en el Tíbet, la herencia de sus antepasados. También discute los modelos de la Física contemporánea, que han cambiado el paradigma de nuestra concepción del mundo; como La Teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica. Es notable su forma de mostrarnos los fundamentos budistas de la Teoría del Vacío; en la cual cualquier creencia en una realidad objetiva como independiente es insostenible.

Para comprenderlo mejor nos plantea la imposibilidad de que en un universo donde la realidad esté compuesta por fenómenos que existen por si mismos, no podrían coexistir fenómenos regidos por la ley de Causa y Efecto. En este sentido la visión materialista y reduccionista que con frecuencia suelen plantear algunos científicos, parece demostrar su incapacidad intrínseca de comprender la realidad tal cual es. Esta reflexión tiene que conducir forzosamente el pensamiento científico a una autoevaluación de sus principios materialistas.  

En relación con las implicaciones que esta visión científica materialista de la realidad tiene en nuestras vidas, el Dalai Lama contempla especialmente este apartado en el capítulo acerca de la Ética y la Genética; en donde se cuestiona acerca de los efectos a largo plazo de la manipulación de la genética de los alimentos como si se tratara de un simple juego, y sobre la ética subyacente en el hecho de priorizar los beneficios económicos, por encima de sus efectos más graves sobre la salud. Esta reflexión nos alerta sobre la verdadera situación crítica, en la que la ausencia de principios éticos de la Ciencia contemporánea está arrastrando a nuestra civilización.

Por otro lado, ya en la Introducción de su libro, dirigido a los estudiantes del primer curso, Feynman deja clara la dificultad de abordar los principios de la Física desde el comienzo: "no conocemos aún las leyes básicas. La frontera entre el conocimiento y la ignorancia está en continua expansión". Esta es una visión mucho más humilde y realista de la que suelen mostrar algunos científicos actualmente, acerca de los verdaderos fundamentos de la Ciencia. Feynman se esforzó en sus clases por hacer asequible este conocimiento manteniendo un alto nivel de exigencia y al mismo tiempo, reconociendo la gran dificultad de su tarea.

En sus propias palabras: La prueba de todo conocimiento es el experimento. Una visión que si bien, es  el requisito fundamental de toda prueba del método científico, está curiosamente vinculada a la visión budista del conocimiento de la realidad. Para Feynman la experimentación es la base, pero acompañada de la imaginación. La capacidad de vislumbrar y conjeturar es para Feynman un proceso tan arduo que separa a los físicos en dos; por un lado la disciplina teórica de los científicos que imaginan y deducen, y por el otro, los experimentales, que primero realizan sus experimentos, y a partir de sus hallazgos utilizan su imaginación para crear nuevas hipótesis o teorías.

Sin importar cuánto deduzcan, conjeturen o experimenten, la precisión de sus teorías siempre será indeterminada. Feynman lo sabía bien. Lamentablemente, algunos científicos modernos lo han olvidado. No hay teorías definitivas en las Ciencias. La historia nos ha probado una y otra vez, que para encontrar respuestas satisfactorias, los resultados deben testarse constantemente, frente a las nuevas evidencias que surgen, también constantemente. De ahí que la postura materialista y reduccionista de la Ciencia moderna, se haya convertido en un problema ético en el que su valor nominal se ha trasladado de lo utilitario a lo imprescindible. Desplazando así el objeto (la Ciencia) por el sujeto (el Ser Humano).

De ahí, que las palabras de reflexión del Dalai Lama cobren mayor relevancia, a la luz de esta subversión de valores reales; en ellas expresa su preocupación por que en el modelo científico, la Ciencia y el individuo ocupan posiciones neutras. Desde donde la espiritualidad ha sido desplazada de su ángulo alterno de percepción de la realidad, y se ha transformado cuando menos en un relato mágico, y en el mejor de los casos, irracional

Esta incapacidad de la Ciencia contemporánea para sostener un diálogo abierto con la Espiritualidad acerca de la percepción de la realidad es preocupante y lamentablemente, una pérdida costosa para la verdadera razón; aquella que se apoya no sólo en la teorización y la especulación; sino también la Ciencia que experimenta. Dando por buenas únicamente las metodologías propias de sus disciplinas, y descartando sin más, métodos y tecnologías que desconoce como herramientas de conocimiento; por la única razón de pertenecer a ámbitos distintos a los de las Ciencias Naturales. 

La cuestión -como decía Feynman-, es que muchas veces, este conocimiento científico sólo se ha obtenido a través de postulados filosóficos, y no estrictamente a través de métodos científicos. Si los postulados cambian, entonces no se trata de leyes equivocadas; se trata de hacer un cambio entero de paradigma sobre nuestra visión del mundo. En palabras de Feynman: Incluso un efecto muy pequeño requiere a veces, cambios profundos en nuestras ideas.

Quizás la Ciencia está demasiado enaltecida con su propia fama, como para plantearse siquiera una revisión de perspectivas, cuanto menos un cambio de ideas. Los científicos razonables como Feynman se preocupaban más por hacer una ciencia comprensible y relacionada con todo lo demás; y menos por el prestigio de sus premios y títulos académicos. Es desalentador contemplar un panorama donde la Ciencia se esté encaminando hacia lo que corresponde más bien, al mundo del espectáculo, y alejándose cada día más, del verdadero conocimiento.


Yo abogo por esa Ciencia Holística de Aristóteles y Descartes; para quienes La Física y Dios no fueron nunca polos opuestos. Abogo por una Ciencia heraldo de un mundo para la Humanidad, y no exclusivamente para la ciencia. Reclamo el derecho como ser Humano de formar parte de un mundo en donde la Ciencia se da la mano con una visión unificada de la realidad, como un todo: imaginación, experimentación y consciencia. Un mundo multidimensional.

  

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